El Tercer Mundo e Internet

Existen esfuerzos e inversiones considerables de dinero, destinadas a promover el uso de la Internet en zonas rurales y grupos en riesgo de exclusión social o laboral. Estas iniciativas se centran en amas de casa, desempleados, personas de la tercera edad, jubilados y discapacitados. Muchos burócratas están comparando entusiastamente la necesidad de aprender a navegar en la red al proceso de alfabetización del siglo pasado. La iniciativa a primera vista parece noble e interesante. De seguro la burocracia internacional ve estas iniciativas como "plausibles" y se encuentran destinando sumas considerables para promoverlas. Una buena danza de millones que se gasta en "debates, sesiones de trabajo y foros", en la cual todos los involucrados salen ganando.   En frases sonoras y resonantes, publicadas en informes sobre el tema, se pretende hacernos creer que en nuestros países se logrará resultados a corto plazo. Frases que me recuerdan lo que don Quijote leía en los libros de caballería y que a la larga le terminaron secando el seso, como esta, que acabamos de ver: "A través de debates, sesiones de trabajo y foros se sentarán las bases organizativas necesarias para comenzar, especialmente las bases didácticas y estructurales, y se determinarán pruebas pilotos que testen la eficacia de la metodología y del temario «in situ», para corregir posibles errores". Hasta hay algunos de esos personajes que se sientan a dormitar en los escaños de nuestras Asambleas Legislativas, han propuesto leyes al respecto. Pero, si se las analiza un poco en profundidad, nos damos cuenta de inmediato que no pasan de ser disposiciones programáticas, a las cuales estamos tan acostumbrados de nuestros políticos, especialmente en temporadas electorales. Aplicado a nuestros países, promover el uso de la Internet en zonas rurales y grupos en riesgo de exclusión social o laboral, se me ocurre sencillamente un contrasentido. Es como tratar que los niños aprendan a andar en bicicleta, antes de caminar. Lo primero es lo primero. Lo primero es que tengamos un trabajo estable y bien remunerado. Es muy difícil que sin trabajo tengamos una casa decente con teléfono, podamos adquirir un equipo de computación y pagar conexión a Internet. En Latinoamérica, de acuerdo a cifras oficiales, existe grandes cantidades de personas en "extrema pobreza". Es decir un porcentaje altísimo de la población vive en condiciones sub-humanas, en nuestros países. Los desempleado y sub-empleados suman millones. Todos nos hemos quedado abismados de lo que hemos visto del Afganistán, que conocíamos solo de nombre. Millones de personas viviendo en niveles de pobreza increíbles, sin ninguno de los avances tecnológicos que existe en otros países. Sin radio, ni cine, ni TV. Lo que más ha impactado, haciendo olvidar el resto, es el trato que el régimen de turno daba a las mujeres. De seguro, será una enorme labor tratar de introducir en Afganistan las nuevas tecnologías de telecomunicación e Internet. El gran obstáculo será el limitado desarrollo del teléfono a nivel rural, áridos desiertos y altas montañas, donde residen las grandes masas de la población. ¿Y qué sucede en Latinoamérica? De verdad aunque estamos un poco mejor que Afganistán, no estamos tan bien como nos quieren hacer creer. No estamos, como dicen algunos de los himnos nacionales que cantamos a diario como niños, en el "edén", ni mucho menos. Especialmente no se encuentran en el edén las grandes mayorías de Haití, Nicaragua o Brasil. La sustitución de la Sociedad Industrial por la emergente Sociedad del Conocimiento es posible gracias a la espectacular evolución tecnológica de los tiempos actuales. Sobre todo en los campos de la informática y telecomunicaciones, cuya conjunción posibilitó la amplia diseminación de información que modifica ahora mismo la economía y la sociedad. Internet podría ser crucial como fuente de información valiosa y como estímulo para nuevas formas de comercio, pero hasta ahora la anunciada revolución informática sólo ha alcanzado a empresas y poblaciones de los países desarrollados, que por coincidencia están en el hemisferio Norte. Pero, se encuentra latente "el peligro de un nuevo elitismo de la información que excluya a la mayoría de la población mundial", señala el informe "Internet y el Sur: ¿Súper-autopista o camino de tierra?", publicado por el Instituto Panos, con sede en Londres. Conectarse a Internet requiere una línea telefónica, a la cual por lo menos el 80% de la población mundial no tiene acceso. En 49 países, hay menos de un teléfono cada 1000 personas, 35 de esos países son africanos. En los países del Norte, dice el informe, el acceso no es solamente fácil, sino también barato. El Instituto de Comunicaciones de Portugal, país considerado el menos desarrollado de Europa, acaba de hacer público un informe que revela el espectacular crecimiento del uso de Internet en ese país en el último año, que le ha hecho alcanzar una tasa de penetración cercana al 20 por ciento de la población. El informe mencionado, advierte que el Sur enfrentará cada vez más "pobreza informativa" en tanto que la información sobre acontecimientos científicos y tecnológicos se pone a disposición solamente a través de Internet. "Sólo con el acceso a fuentes de noticias financieras en Internet, los analistas financieros de Nueva York podrían tener suficiente información para invertir o retirar inversiones de un país en desarrollo, días o semanas antes de que los periodistas pudieran averiguar al respecto, informar al público, y los políticos iniciaran un debate sobre las consecuencias". En el ámbito del comercio, en Internet están surgiendo todo el tiempo nuevas oportunidades y millones de compañías ya se han conectado. Existe una enorme preocupación por que los procesos productivos informáticos eludan a los países en desarrollo y en consecuencia "nos excluyan del procesamiento avanzado basado en la informática y del comercio mundial, exacerbando aún más nuestra pobreza". Fuente: http://www.mercadeo.com/26_3rmundo-intern.htm